Con motivo del #25N Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer las alumnas de Animación a la Lectura han leído poemas con esta temática.
Podéis escucharlos aquí:
Valiente
Cuando su alma se quebró,
se oyó por fin su voz:
«Cuánto más me desprecies,
más me querré yo.
Cuánto más me niegues,
más me afirmaré yo.
Cuánto más me pegues,
más débil te harás tú,
más fuerte me haré yo»
Levantó las cejas
Levantó las cejas
y apartó la sartén del fuego.
Después,
agotada,
se limpió las manos
con el trapo azul de Portugal.
Antes de abrir la puerta se persignó
-dejando en su frente un rastro de grasa-.
Cariño,
dijo con una voz quebrada,
casi vacía,
ven a la cocina
que quiero hablar contigo…
Cariño rugió mientras le gritaba
que su cerveza no estaba fría
y que si entraba en la cocina,
después olería a pescado.
Le voceó a su hijo que no cambiara la televisión;
y se levantó,
cargando de ciática la grasa de su culo.
Al llegar a la cocina
vio el reflejo de un demonio que sonreía
y una mancha de ilusión
en las pestañas de su mujer.
Después de decirle
que lo dejaba por otro
y antes de reventarle
la cara,… cariño lloró…
Yolanda Saenz de Tejada Vázquez
DE RODILLAS
Mi madre me enseñaba a fregar de rodillas
la línea que separaba nuestro suelo del vecino,
recta, marcada, más blanca la madera, que se note
que somos las que mejor fregamos, de rodillas.
Las monjas me enseñaban a rezar de rodillas, a confesar de rodillas
y de rodillas los castigos que sanan, eso decían.
Los hombres querían que fuera de rodillas por sus normas.
De rodillas pidiendo su permiso.
De rodillas en el trabajo, no fueras a perderlo, me avisaban.
De rodillas pidiendo mis derechos.
De rodillas escribiendo en el templo de las palabras.
Siempre creyendo que el mundo era el alto muro de un cementerio.
A nadie puede extrañarle que cuando conseguí
ponerme en pie y mirarlo cara a cara,
no pudiera contener mi alegría
viendo lo alta que yo era en realidad.
Begoña Abad
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